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DIARIO ÍNTIMO. No sean así conmigo…

…me traen como a la viejita del comercial, aquella que se acuerda todavía de cuando llevaron a vacunar a la nieta contra el sarampión y que encima que la despiertan le hacen preguntas tontas. Qué méndigos nietos de veras, no hay que ser. Si el hacer maldades se convirtiera en deporte olímpico, seguro tendríamos nuestros renglones dorados en la historia deportiva. La última que me hicieron (y estoy seguro que fue el Paquito) fue esconderme el control remoto del cablevisión. A mis años no es de Dios hacer que me agache y andar buscando debajo de las camas. En cuanto me agacho y me asomo, en primera siento que la sangre se me viene a la cabeza y por eso solo me asomo de ladito, y para seguirle, la oscuridad es el hogar de bichos multipatas que me generan pavor por la posibilidad de encontrarme con algún diputado o senador chupasangre.

Pareciera que esas pandillas de pequeños trúhanes (que algunos incluso se atreven a llamar “hijos”) no tuvieran nada que hacer en estas vacaciones. No les basta con adueñarse de todos los aparatos electrónicos; asaltar en tropel las reservas del refrigerador; bañarse cada que sienten que la grasa les exuda del cuero cabelludo y se le pega en las almohadas; olvidarse de las tablas de multiplicar que tanto esfuerzo y reglazo costó meterles; dormirse hasta que los vence el sueño impidiendo con eso que las escenas de alcoba se vean limitadas a meros escarceos contra el lavatrastes y eso previo envío de la tropa infantil a la tiendita a comprar unos chicles; despertar a los abnegados padres los fines de semana para que les hagamos su chocomilk y les sirvamos el cereal pues al nene (de casi quince años y ya con trazos de ser asiduo cliente de la Correccional) no le sirven las manitas; encima de todo eso, se la pasan inventando travesuras.

La noche de este lunes estaba de lo más tranquilo y relajado, dispuesto a ver el inicio del ciclo de cine en honor a Emilio “El Indio” Fernández, al cual el programa nocturno dominical Clío, había pintado como uno de los más grandes –y no tan bien ponderados- del cine mexicano. Tengo muchas ganas de ver dos de sus películas “La choca” y “Erótica”, y no estaría mal refinarme “Flor silvestre”… también espero que ninguna de estas noches vayan a transmitir “Lola la trailera” o “El secuestro de Lola / Lola la trailera 2” (¡sí! También hizo cochinadas). Pero qué cree, que al momento de terminar todos mis deberes, haber dirigido con firmeza los últimos trapazos a la casa, y una vez que los susodichos carabineritos terminaron de ver su Netflix, no encontré, ni apareció, el control remoto. Me llevó pifas y ni modo de ponerme a ver a las once de la noche a Bob Esponja.

Ya para hoy lo encontré, al principio no querían cantar, pero después de un severo interrogatorio al estilo Mossad y unos buenos tehuacanazos soltaron la sopa y aceptaron haberlo pegado con másquin debajo del buró. Si para hoy en la noche no me han escondido la televisión espero poder ver, ahora sí, al Indio Fernández y un poco de las noticias locales para enterarme de los aires que soplan en el pueblo. Tengo entendido que anduvo por Xalapa y la región el Presidente Peña Nieto. Debió ser un suceso impresionante para el alcalde de Coatepec, Juanelo, quien sin haber hecho absolutamente nada se llevó el Jack Pot de un evento presidencial y la oportunidad de tomarse un selfie con Peña Nieto. Ese hombre ha de haber estado que no cabía de la emoción, aunque seguro también medio preocupado porque lo podían confundir con un Godínez cualquiera y lo mandaran a cuidar, junto con los cuicos, a los campesinos que sólo quería saludar al Presidente. Y es que la pinta la tiene. Por lo pronto ya nos cumplieron con el Libramiento que según sabía tenía meses de haberse terminado de construir y ya hasta maleza le estaba saliendo al asfalto, ahora esperemos que nos cumplan con los cuatro carriles de Cardel a Poza Rica. Por lo pronto, ahí la llevamos. Por hoy aquí le corto por la ingente falta de espacio.

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